Las ciudades lideran las transformaciones globales

Josep Roig

Fuente: www.elpais.com/planeta_futuro

Artículo de Josep Roig para el 31 de octubre, Día Mundial de las Ciudades- Josep Roig es el Secretario General de CGLU, la red mundial de ciudades, gobiernos locales y regionales.

La Comunidad Internacional ha declarado octubre de 2014 como el mes urbano, 31 días de reflexión sobre los desafíos, oportunidades y el futuro de las cuestiones urbanas. Cuestiones de vital importancia para la construcción de un futuro sostenible en un mundo en proceso acelerado de urbanización.

Según los datos presentados por Naciones Unidas: entre 2014 y 2050, unos 2.500 millones más de personas vivirán en zonas urbanas y prácticamente todas ellas en los países en vías de desarrollo. A día de hoy, ochocientos millones de personas viven en asentamientos informales. ¿Quién va a hacer frente a este proceso de transformación? No podemos dejar que sean únicamente los gobiernos nacionales y la comunidad internacional, tan lejos de la realidad de los ciudadanos, quienes decidan cuáles son los factores clave para que el día de mañana no existan suburbios, para eliminar la pobreza extrema, para que la población tenga acceso a servicios básicos como el agua, saneamiento, sanidad, educación, y para la construcción de un futuro sostenible. Para ello, se necesita otro tipo de participación, una más cercana a las necesidades de las comunidades.

Desde Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU), red mundial con sede en España desde la que representamos a más de 250.000 gobiernos locales y regionales, hemos decidido aprovechar el mes urbano para incidir en la inclusión, en la nueva agenda de desarrollo, de un Objetivo de Desarrollo Urbano: (#urbanSDG), con el fin de sensibilizar sobre los desafíos y las oportunidades de las ciudades y de todas las formas de asentamientos humanos.

¿Por qué un objetivo de desarrollo urbano? Porque el mundo ha cambiado mucho desde aquella Declaración del Mileno firmada hace ahora 14 años, una declaración que logró movilizar muchas voluntades políticas y concertar, en ocho objetivos, la agenda de desarrollo internacional. En estos años, hemos aprendido que sin la colaboración de las bases hay muchos objetivos que no se podrán alcanzar. Ahora, que nos encontramos frente al borrador de los futuros Objetivos de Desarrollo Sostenible, que darán forma a la agenda para después de 2015, es el momento de recordar que el mundo se encuentra en un proceso continuo de urbanización y señalar el potencial transformador y el papel que juegan las ciudades.  Sin una verdadera estrategia global de desarrollo urbano, será imposible construir un futuro de desarrollo sostenible.

La nueva agenda de desarrollo ha de incorporar los  retos de un mundo distinto y complejo, de un mundo urbano. Para ello, contamos con las experiencias aprendidas de estos 14 años que nos ayuden a construir una agenda única, universal, que incluya a todos los actores del desarrollo. Los futuros objetivos de desarrollo deberán centrarse en la creación de ciudades inclusivas, con infraestructuras adecuadas y servicios para todos sus habitantes, además estos mismos objetivos habrán de culminar en una Nueva Agenda Urbana en el 2016, que será redactada en la Conferencia de Habitat III.

Las ciudades pueden ser la plataforma ideal para dar forma a la agenda de desarrollo urbano para los próximos 20 años, pero para ello han de estar preparadas. Es importante subrayar que es en las ciudades de todo el mundo donde se sufren las presiones de la globalización, la migración, la desigualdad social o la contaminación del medio ambiente.  Reducir el desempleo, las desigualdades y el impacto del cambio climático, representan los mayores desafíos que la comunidad internacional solo podrá “solucionar” con políticas para y con las ciudades. Por ello, la Organización Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos se propone facilitar la Segunda Asamblea Mundial de Ciudades Autoridades Locales y sus Asociaciones, heredera de la primera que tuvo lugar en Estambul en 1995.

El compromiso de las ciudades con la participación de los ciudadanos será clave para el éxito de la futura agenda global. Pero para conseguirlo, es necesario implicar a los actores locales y regionales en la futura agenda de desarrollo, teniendo en cuenta a los gobiernos locales y regionales como parte importante de la gobernanza global. De esta forma, implicaremos a los ciudadanos, para hacer frente a las necesidades reales de la población.

No podemos dejar que sean únicamente los gobiernos nacionales y la comunidad internacional, tan lejos de la realidad de los ciudadanos, quienes decidan cuáles son los factores clave para que el día de mañana no existan suburbios, para eliminar la pobreza extrema y para la construcción de un futuro sostenible.

Para hacernos una idea de la importancia que tienen los gobiernos locales y regionales, tengamos en cuenta que representan el 99.9 % de los gobiernos del mundo. Recordemos que los gobiernos nacionales, reconocidos por Naciones Unidas, no llegan a 200, de los cuales 104 tienen menos de 3 millones de habitantes. En cambio, hay ya 153 ciudades de más de 3 millones.

El objetivo de desarrollo urbano sostenible, no es importante únicamente porque centra la atención en los desafíos urbanos urgentes; movilizando y empoderando a todos los actores urbanos, sino también porque trabaja sobre la base de un enfoque territorial. Las fronteras nacionales no son las fronteras humanas. Las ciudades y las regiones no desean ser independientes, como los estados, sino interdependientes como los ciudadanos. Todos estamos estrechamente relacionados y la colaboración entre los gobiernos y la comunidad será vital para enfrentar los retos de la globalización.  

Las transformaciones urbanas son posibles, pero para ello han de establecerse mecanismos adecuados de gobernanza y financiación locales. Para acabar con las desigualdades en el día de mañana, se ha de dotar hoy a los gobiernos locales y regionales con los recursos y los poderes legales necesarios, para atender a las necesidades de los ciudadanos y facilitar las voces de los más desfavorecidos.