Llamado de CGLU en Daejeon por la paz

Llamado de CGLU en la Daejeon por la paz

Vivimos tiempos difíciles, tiempos en los que nadie puede, no podemos, ni individualmente ni como sociedad, permanecer indiferentes a la situación global e internacional que atravesamos. Hemos comprobado que ninguna ciudad, por pequeña que sea, y que ninguna de las personas que la integran, puede desentenderse de los problemas de sus iguales, ya estén cerca o a miles de kilómetros de distancia. Vivimos tiempos de crisis, entendiendo crisis en todas sus acepciones y en todos sus aspectos. Nos enfrentamos a una crisis geopolítica, con conflictos armados, invasiones y amenazas nunca antes imaginadas; sufrimos una crisis económica que sólo se puede combatir luchando por la desigualdad entre territorios y personas; y debemos enfrentar una crisis de valores que alimenta el populismo con mensajes simplistas y una creciente desconfianza en la política.  La creciente crispación provocada por la guerra y su propagación en distintas partes del mundo, nos exige actuar.

Por todo esto, debemos asumir nuestra responsabilidad como representantes públicos y como voz de los gobiernos locales y regionales agrupados en Ciudades y Gobiernos Locales Unidos y debemos mostrar nuestro compromiso con la paz. Tal y como señalan los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los conflictos, la inseguridad, la debilidad de las instituciones y el acceso limitado a la justicia siguen suponiendo una grave amenaza para el desarrollo sostenible.  Respetar los Propósitos de la Carta de las Naciones Unidas debe ser una prioridad para todos los aquí presentes que tenemos la obligación, desde la política, la buena política, de promover la cooperación internacional como solución a los problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y como herramienta para promover el desarrollo y fomentar el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos.
Como líderes locales y regionales del mundo nos comprometemos a facilitar la paz y la democracia, a través de todos los mecanismos de gobernanza disponibles, y a promover el diálogo constructivo.

Hablamos con una sola voz cuando decimos que nada puede justificar la guerra, el asalto a ciudades y la pérdida de vidas de civiles inocentes. Siempre debe existir un espacio para el diálogo.